Wednesday, May 12, 2010


A Belgrano, lo llevaría a pasear por las aulas de las escuelas, para que vea cómo enseñan a los niños y jóvenes la historia argentina.
A Henry James, por alguna de sus novelas.
A James Jesus Angleton, pero me temo que el lugar a donde lo lleve lo deberé mantener en secreto.
¿A la mía? O sea, ¿a la instaurada en mi cerebro vía creencias varias? No adhiero a ninguna en particular que lleve ningún título o algo por el estilo.
A mi abuela. La llevaría a tomar el té. Daría lo que fuera por volver a hablar con ella.
A mi prima le dijeron que no podía tener hijos, adoptó tres hermanas (de 7, 5 y 3), cumplió 40 y hoy está embarazada.
A veces le digo a mi marido que salgo a tomar el té con amigas y en realidad voy a bailar tango a un club con mi prima. Hace cinco meses que lo hago y me siento mucho mejor.
Adrián.
Algo de Bach.
Algo más de autoconfianza.
Algunos flashes de jardín de infantes, juegos, la maestra, el patio del jardín y el arenero. Recuerdo que entre los juegos que al final del día ordenábamos en sus respectivos lugares al sonar de la canción "a guardar, a guardar, cada cosa en su lugar...", estaba este acordeón que me gustaba mucho, era chiquito evidentemente porque lo recuerdo como de un tamaño acorde a mi tamaño y tendría unos 3 ó 4 años en ese momento.
Alimentación y educación. Básico.
Amar lo que uno hace, apasionarse por todo.
Ana Clara.
Andar en triciclo en Villa María, Córdoba, sobre una de esas veredas que hacen TRRRRRR.
Anécdotas. Pero siempre las olvido.
Antes era muy miedosa pero cuando nació mi hijo mayor, Santiago, entendí que tenía que ser fuerte porque ahora tenía alguien a quien proteger y desde ese día ya nada me asustó.
¡Ay, Dios! No puedo pensar en eso.
Bailo sola en mi casa enfrente del espejo.
Baño. Música. Internet. Almuerzo. Tele. Internet.
Cada día me convenzo más de que no.
Calidad” es una palabra fea, como dice Mairal que dice Cucurto (“esa palabra de la industria láctea”). Estoy bastante conforme con mi calidad de vida y así y todo me vendrían bien una moto (para evitar el transporte público) y un jardín, un “fondito”, para que las chicas corran, jueguen y pisen la tierra.
Capturas de pantalla de eventos históricos (muerte de MJ, por caso), jpg´s con fotos de chicas lindas y de escritores. No soy de acumular mucho, sólo tengo una caja de “recuerdos”, lo único que tienen valor: las fotos y las cartas que nos mandábamos con mi marido antes de Internet.
¿Carlitos Balá? ¿Los Parchís? No, hablando en serio: John Lennon.
Casi siempre, porque quiero.
Cecilia.
Cinco Obstrucciones, de Lars Von Trier y Jorgen Leth. Me encantó.
Claro que hace ruido. ¿Creés en la vida después de la muerte..? ¿Creés en el ruido si nadie está ahí para oírlo? Claro que hay sonidos, en todas partes, por más que uno no los oiga siguen estando ahí, el hecho que haya alguien alrededor para oírlo es anecdótico. Es lo mismo, claro que habrá vida cuando me muera, que yo no esté con vida no quita que no la siga habiendo.
Claro que sí.
Claro.
Comí un yogurt con cereales, mandé un sms, hablé con mi madre, recibí un llamado laboral, me duché, chequeé e-mails, chequeé tweets, chequeé cosas en Facebook, recibí el llamado de una amiga ("C." de aquí en más) con la que quedé para hacer fotos, me encontré con C., fuimos en auto al río en Vicente López, le saqué fotos con faldas diseñadas por mi madre para su página web, estuvimos al sol un rato, recibí un sms de una amiga extranjera ("W." de ahora en más) que está en el país, dejé en su casa a C., volví para la mía, chequeé e-mails, chequeé tweets, chequeé cosas en Facebook, le mandé un sms a W., organicé asado en casa con el resto de los integrantes de mi familia, fui a la verdulería compré verduras, fui al supermercado compré algo de carne, bebidas y pan, hablé con W., me duché, fui a buscar a W. a Abasto, vinimos para casa, cenamos asado mirando televisión y charlando con mi familia, vimos una película, hablamos un poco, miramos fotos, la llevé a su casa, y aquí estoy, contestando este cuestionario.
Comida, ropa y techo.
¿Cómo podría saber eso estando en éste?
Como tengo un hermano mellizo (en realidad éramos trillizos, pero ésa es otra historia y de eso no tengo recuerdos) mis recuerdos más antiguos lo incluyen. Resulta que, de bebés, no nos gustaba dormir la siesta y nos pasábamos de cuna en cuna. Recuerdo eso: a nosotros dos, tirándonos de una cuna a la otra. Una vez, hasta hicimos un trencito con ellas.
Con la muerte no tengo ningún tema. No me preocupa en lo más mínimo el asunto. A ver, no quiero morir pero no creo que haya nada después y eso no me provoca ninguna incomodidad. Cuando uno muere, se acaba todo. Yo no quiero alcanzar la vida eterna, no quiero más vida que ésta. Quizás por eso le tengo tanta fe.
Conduciendo este cuestionario. No: respondiéndolo.
Conocí a esta chica pelirroja, Pamela, en la barra de un bar hace unos años atrás. Tenía puesto un vestido negro y llevaba el pelo recogido en un rodete alto. Era muy pálida y altísima. Estaba sola y me acerqué para preguntarle si solía frecuentar ese bar. Hablamos durante una hora. Me contó que trabajaba en una editorial pero que lo que más le gustaba era cantar. Le pedí que cantara algo y se puso a tararear un tema de Leonard Cohen, en voz baja y en un tono agudo. Fue amor a primera vista. Tomamos dos tequilas cada uno y en un momento decidimos irnos juntos para mi casa. Salimos del lugar de la mano y empezamos a caminar por una avenida, riendo y tambaleando. De repente, dijo que se había olvidado algo en el bar. La acompañé hasta la puerta y le dije que la esperaba en ahí mientras ella iba por sus cosas. Desapareció. No la vi nunca más. Al día de hoy me pregunto qué fue de ella y por qué huyó de esa forma.
Conocí a mi marido en una fiesta, pasamos cuatro días juntos, él se fue de viaje. Yo lo visité dos semanas, después estuvimos separados otros dos meses y, cuatro meses después de conocerlo, habiendo estado netamente juntos uno sólo, quedé embarazada de mi hijo mayor. Acá seguimos, casi nueve años y tres hijos después.
¿Creés en la vida antes de la vida? Esa pregunta es capciosa. Claro que hay vida después de la muerte. Después de mi muerte seguirá habiendo vida, el hecho de que yo no siga con vida no significa que la vida por sí misma deje de existir. Ahora si la pregunta es si creo que vuelva a vivir otra vida luego de que ésta que vivo en primera persona muera, pssss... ¿quién sabe? Soy incapaz de contestar algo así. Creer en tener vida nuevamente después de morir es un puro acto de fe. Es creer o reventar. Por eso la pregunta del comienzo: ¿creés en la vida antes de la vida? No sabés, no tenés recuerdo, no hay memoria de eso. Es fe, es una creencia basada en cosas que uno no puede responder a conciencia.
Creo en la contradicción.
Creo que Cortázar, que me enseño a mirar el mundo de otra manera.
Creo que fue The Hangover, y sí, me gustó.
Creo que lo más importante -los amigos, el amor, la risa, los placeres carnales y estéticos- no se compran con dinero. Por eso no puedo pedir que sean gratis. Pero sí que estén asegurados para todos. Más que cosas gratis, pediría que ciertas cosas se pudieran resolver con dinero.
Creo que lo que no debe faltar es alguna forma de amor y de satisfacción sexual.
Creo que no, al menos para las cosas importantes.
Creo que no. Les tengo pánico a las arañas. Me dan miedo las tormentas eléctricas. Y las películas con Steve Martin o Whooppi Goldberg.
Creo que podría responder si tuviera esa combinación de cosas, pero como no las tengo estaría hablando sin fundamentos y suponiendo sobre una situación en la que no me encuentro.
Creo que sí.
Cualquier ropa que sea cómoda y con muchos colores.
¿Cuán chico? Tenía amigos, podía ser buen amigo y compañero dentro de varios grupos de chicos/as, era el que iba de grupo en grupo y se llevaba bien con la mayoría, no sé si eso es equivalente a popularidad. En la secundaria me regalaron la medalla al mejor compañero. En este país no existe esta ambición norteamericana de la popularidad escolar, seamos sinceros. Y si en alguna escuela la hay es porque se mueren de ganas de ser más yankees que argentinos.
Cuando tenía 2 años y medio, mi hermano (que tenía 5) se tomó un vaso lleno de aguarrás (por una serie de malentendidos que constituyeron el accidente doméstico más horroroso de la historia de mi familia), y estuvo gravísimo. Me acuerdo de cuando lo fui a ver al Hospital Italiano. Ya estaba recuperado y estaba rodeado de cajas y cajas de juguetes nuevos que le habían llevado de regalo (más que nada playmóviles). Me acuerdo principalmente de los profundos celos que sentí al verlo rodeado de juguetes y padres consintiéndolo.
De chica coleccionaba tapitas.
De la fama, supongo que casi nada. Pero el dinero me permitiría comprar un montón de libros lindos y una casa llena de ventanas.
De ninguna manera. No cuento chistes, no juego al dígalo con mímica ni al pictionary ni al truco.
Definitivamente el huevo. De hecho no me consta que el huevo venga de la gallina, pero sí que el pollito viene del huevo. De niño solía pensar que había algo mágico: que la gallina se sentaba y el huevo aparecía, no que ella lo ponía. Desconfío del mundo animal en general.
Definitivamente no.
Definitivamente no. Cuando uno se muere, se termina.
Dejar el tabaco y la marihuana.
Dejar huella.
Desayuné, me tomé el 10 escuchando The Hives, tomé mate dulce y mate amargo, luché con una base de datos, tuve dos reuniones. Me tomé el 10 de nuevo, me compré un vestido y plegué módulos de origami.
Desayuné, toqué la guitarra, escribí, fumé un atado de cigarrillos.
Describí el espacio en el que estás.
Dios creó primero un pollo. Después el pollo se aburría, y le creó una gallina. Y juntos, fabricaron el primer huevo. Obvio.
Disfruto mucho de estar en soledad, salir a caminar, escuchar música y componer. Me gusta salir con amigos a bares de barrio poco conocidos y quedarme hasta tarde jugando a al póker o al pool.
Disorder de Joy Division.
Doctor, se me cae el pelo, ¿me puede dar algo para conservarlo?
Dolores.
Dormir más.
Drogándome y probando experiencias sexuales un poco más jugadas.
Ehm. Creo que no, aunque me cuesta tirar cosas.
Ehm... ¿homeopatía? Y un precepto que sería algo como "El mundo es un quilombo y está buenísimo".
El agua de un río angosto, cerca de una montaña, con piedras grandes en el lecho.
El almuerzo desnudo de Burroughs.
El amor.
El arte.
El buen whisky y las chicas. Soy bastante tímido con las mujeres. La fama ayuda mucho.
El correr del agua.
El de una guitarra o un cello.
El énfasis.
El holocausto.
El huevo, lejos.
El huevo.
El huevo...
El misterio.
El muerto vivo (esa que dice "No estaba muerto, no no. Estaba tomando cañas"). Cantada por Sabina.
El no tener que preocuparme ni por la fama ni por el dinero.
El productor agropecuario.
El recuerdo más antiguo de mi infancia es del jardín de infantes. Yo estaba en mi sala y mi hermano que iba a primero o segundo grado del mismo colegio entró y me dio un paquete de palitos frente a todos. Yo me sentí lo más.
El sarcasmo.
El secreto de sus ojos. Y nah... Qué se yo.... Muy Campanella.
El solista. No, me quedé dormida.
El último hombre de la tierra está sentado leyendo. De repente, alguien toca su puerta.
El viento fuerte de la playa en invierno, ese “fuhhh” que es como un torbellino.
El 25 de mayo de 1980 nació en la Clínica Suizo-Argentina un niño al que llamaron Nicolás Martín.
En absoluto, mis maestras se aprendían mi nombre después de mitad de año.
En la casa en la que nací, salir a ver el tren que pasaba cada dos por tres.
En la playa, al sol y tomando un licuado.
En la primaria sí. Estaba en un grado que eran todos medios giles y yo me hice amigo de los de otras divisiones, que eran más piolas. Y tuve una novia muy temprano. Una novia bastante zarpadita.
Encontrar felicidad en la mayor cantidad de momentos posibles sin ni siquiera proponérmelo como prioridad.
Es la sala de televisión de mi casa. El televisor es de 52 pulgadas, hay un sillón verde de tres cuerpos con apoya pies y un mueble repleto de películas.
Es mi habitación. Tiene seis pasos por seis pasos. Una cama de una plaza con un cubrecama color verde pino, un modular de esos montables y de color madera que venden en Easy, una pequeña biblioteca pintada de negro, una cómoda también pintada de negro y algo de rojo, dos escritorios uno rojo y negro y el otro color madera, un placard grande pintado de rojo, muchos pequeños objetos de mi agrado, un par de computadoras, algunos instrumentos de percusión, hay papeles, banderas, fotografías, revistas, cds, dvds, cassettes, libros, agendas, muchos cables, bolsos varios con objetos de fotografía y video dentro. Hay una ventana que mira al este y a un patio con verdes. El cielo raso es alto, el piso de parqué; una pared blanca tiene dibujos en colores hechos con aerosol, otra es lisa color cemento, la otra tiene fotos y postales pegadas. Pero la mejor manera de describir un espacio, para mí, sería fotografiándolo o grabándolo en video.
Es un living amplio, luminoso, aunque ahora no hay luz porque es plena noche. Hay una mesa que no usamos para comer porque está llena de libros. Hay una computadora vieja de mi concubino, una impresora, un router (de última generación ambos porque vienen de mi lado). Un CPU muerto que descansa ahí, esperando ser resucitado. Hay un gran ventanal que da a un balcón terraza. Una mesita de luz antigua (sí, en el living), sobre la que hay más libros. Un par de lámparas de pie. Una biblioteca. Otra biblioteca más sin armar porque vino sin los clavos. Más libros en el piso y papeles. Por todos lados. Un sillón naranja. El 98% de nuestros muebles han sido heredados. Las paredes son blancas. A la entrada hay un gran espejo (el único de la casa, en el baño no hay) en cuya parte superior pegamos fotos encontradas en la calle.
Escribir como Truman Capote.
Esta pregunta me excede. Pensar en "todo" me resulta igualmente fascinante y conflictivo.
Estando solo veo televisión, toco la guitarra y el piano, canto, leo revistas, diarios y blogs y me entero de la vida de los otros en facebook. Con amigos lo que más disfruto es salir a cenar y después venir a tocar el piano todos a mi casa.
Estar bien.
Esteban.
Estimo que mi madre.
Estoy cerca del mar, a la sombra, haciendo origami. Hay un poco de viento (casi nada) y música a lo lejos.
Estoy en la mesa del living de mi casa, que es un monoambiente grande pero muy desordenado.
Estoy en la oficina. Es un piso enorme y largo. La oficina está desierta porque hoy es feriado (yo elegí trabajar porque me dan dos días libres a cambio). Las ventanas son enormes. Una da a Broadway, otra da hacia el sur, y otra da a Lafayette. El día esta gris y hace frío. Mi escritorio es un caos de papeles, lápices, post-it notes y latas de coca light. Tengo dos monitores enormes y mucho trabajo atrasado!
Estoy en mi departamento. Es un monoambiente bastante desordenado, con las paredes blancas llenas de fotos de bandas de rock. Estoy sentado sobre mi cama, que también funciona como sillón. Apoyo los pies sobre una alfombra psicodélica de todos los colores. Sobre la alfombra hay discos, libros, fotos, dos biromes, un cenicero, mi guitarra…
Estoy en un escritorio de madera oscura. Hay varios portarretratos con fotos familiares y algunos papeles que tengo que ordenar.
Estoy escribiendo sobre una mesa de vidrio, estoy descalza, el piso es de madera, es hueco, suena lindo. Tengo a Girl with a ribbon mirándome desde la pared, la puerta de balcón está abierta, entra vientito, hay una silla muy 70s de terciopelo en dos gamas de verde sosteniendo la puerta , muchos libros tirados en el piso, un teléfono antiguo, uno inalámbrico, una guitarra criolla…
Estoy sentada en el sillón rojo del living de casa, con un camisón violeta a lunares, una maraña de rulos atada en un rodete y un vaso de jugo sobre la mesa ratona en la que apoyo mis pies. Atrás mío hay quince espejos chiquitos en forma circular pegados a la pared. Entre todos tienen el efecto de reflejar la continuación del espacio sin que se noten los huecos entre ellos. A mi derecha, hay un ventilador de pie y una pila de CDs. A mi izquierda, las pantuflas tiradas.
Everything in its right place.
Femenino.
Femenino.
Femenino.
Femenino.
Femenino.
Femenino.
Femenino.
Fito Páez.
Florencia.
Francisco.
García Márquez.
Generalmente no.
"Gratuito para todos" suena más a un superpoder de ficción que a una realidad posible, así que: quitaría la maldad, la negligencia y la torpeza de cada uno de los seres humanos del planeta por un día.
Había una vez una niña que cantaba.
Hace poco fui a la casa de una amiga para ayudarla a ordenar la casa porque a la noche le iba a festejar el cumpleaños al hijo. Estábamos en la cocina cuando de golpe escuchamos un ruido como de cajas cayéndose en la despensa. Nos asustamos. Mi amiga me pidió que fuera a buscar el teléfono mientras ella chequeaba qué había pasado. Cuando abrió la puerta, se encontró con una rata del tamaño de una gallina que estaba comiendo migas de galletitas. Gritamos y cerramos la puerta de la despensa. Mientras esperábamos que llegara el exterminador de ratas, escuchábamos cómo el bicho se movía entre las cajas. Fue horrible.
Hace ruido. Un terremoto puede verse como "la ira de Dios" o bien como un "fenómeno natural".
Haría que en cada esquina hubiera una obra de arte, que todo el mundo pudiera acceder a ese universo increíble. Sacaría al arte del museo y lo llevaría a cada rincón de la ciudad para que la gente pueda sentir y pensar.
Haría que en todos los hogares del mundo sonara “Imagine” al mismo tiempo.
Hay un momento de mis tres años, creo que es lo más lejos que puedo llegar. Estamos con mi hermana y mi mamá en una hamburguesería, sentadas en una mesa de afuera, es de noche, hace mucho calor, estamos en Asunción, Paraguay. Mi hermana y mi mamá charlan, yo miro las piedritas del piso, todo el piso está lleno de piedritas.
Hay una ventana y del otro lado la copa de un árbol muy verde, los restos del desayuno en una mesa, algunos cables enchufados en la tele, una biblioteca blanca, un sillón muy cómodo; mi casa es muy parecida a lo que siempre quise que fuera mi casa.
Hernán.
Historias, debe ser lo que más colecciono.
Hopefully not.
Hoy, dejar de vivir en un suburbio. Y tener un trabajo mejor pago.
I’ll be your mirror de The Velvet Underground.
¿Importa?
Instrument, de Jem Cohen, sobre Fugazi. Es increíble, la vi como veintiocho veces.
Intentar asegurar cosas.
Ir rompiendo barreritas. Acceder todo el tiempo a zonas nuevas de uno y de los otros. Armarse un mundito donde estés cómodo y feliz.
¡Ja!
Jamás lo fui. Siempre me sentaba en la última fila de bancos y en los recreos jugaba solo en un rincón. No tenía amigos, sentía que mis compañeros no me entendían. Sufrí mucho de chico. Me acuerdo de que las chicas del curso solían decir que yo tenía una especie de virus o algo así y que si alguien me tocaba se iba a contagiar. Entonces habían inventado un juego en el que una de ellas me agarraba del hombro y comenzaba a gritar “¡La mancha! ¡La mancha!” y corría para tocar y “esparcir el virus” a otra persona.
Jimi Hendrix.
Jugar con una vecinita en la primera casa en donde vivimos.
Julieta.
La biografía de Truman Capote, por Gerald Clarke.
La casa de Ramos Mejía de mis abuelos.
La de Coco Chanel. Me pareció un embole.
La decadencia de este país y sus ridículos gobiernos.
La dictadura militar argentina.
La eterna búsqueda de la felicidad, aun sabiendo que es imposible.
La fama no me interesa y tengo conflictos con el dinero.
La fobia.
La guerra.
La iracundia.
La música.
La posibilidad de acercarte a tus sueños.
La publicidad (porque el capitalismo y la revolución industrial son más viejos).
La salud.
La tele transportación. Primero la tienen que inventar, y después tiene que ser gratis para todos.
Laboralmente, porque me pagan, y es dentro de todo un trabajo digno y en general no muy espantoso. El resto, porque me gusta o me divierte.
Lady with the Spinning Head de U2.
Lamentablemente no.
Las chicas con tatuajes de colores en los hombros. Los hombres que se ríen con toda la cara, los que saben hacer cosas como armar cables o sacar fotos. Y especialmente las espaldas.
Las compras del supermercado.
Las enfermedades de transmisión sexual son una cagada. Nos llenaron de trabas y paranoia.
Las risas.
Le tengo miedo a todo: el mar, el avión, la ruta, la oscuridad total, las casas grandes, los fantasmas, a volverme loca, a ser mala madre.
Leer, escuchar música, ver películas, caminar, reírme, cocinar...
Leo, cocino, tejo, veo películas, veo series, chateo con amigos (están todos lejos, si no iría a tomar café), boludeo en internet, saco fotos, escucho la radio, escucho música. Pretty much lo mismo que hace todo el mundo.
Leo. Cocino. Me divierte todo el ritual de la comida, probar nuevos restaurantes, descubrir bodegones donde comer rico y barato…me gusta ser anfitriona, invitar gente a comer, que me inviten a comer.
Les leería La Balada del Café Triste.
Limpie la casa, hice compras, hice fiaca.
Llevaría al Maharishi Mahesh Yogui a un recital punk y lo haría subir al escenario para presentar a la banda.
Lo que más me atrae es la posibilidad de delegar cosas que me molestan, todo tipo de trámites. Desde los más obvios hasta cosas como elegirme la ropa o qué comer. Me gustaría que todo eso ya venga seteado, bien seteado, por gente idónea. Supongo que más que la fama y el dinero, me gusta el poder.
Lo que no pretende serlo.
¿Lo que más me gustaría? Tener my own personal Jesus (Luz).
Los "de adentro": lo que se escucha cuando apoyás la oreja sobre el pecho o la panza de alguien.
Los abrazos rotos, de Almodóvar. Me gustó.
Los besos y todo lo que se pueda hacer con la boca. Toda la cosa previa. Y cuando ya no importa nada. Sexy no es una palabra que yo use mucho, pero el modo de consumo de la cocaína es tremendamente sexy.
Los cuentos de Salinger. Sobre todo Franny & Zooey, y Raise High the Roof Beam, Carpenters / Seymour: an Introduction. Aunque a veces también Nine Stories. No me canso nunca de releerlos.
Los vestidos cortos, las botas altas y el pelo de una mujer cayendo sobre su espalda descubierta.
Love, etc., de Julian Barnes.
Lucía.
Mafalda, creo.
Mandé a mis hijos a la escuela, volví a la cama porque tuve insomnio. Salí corriendo a buscar a mi hijo mayor porque tenía mucha tos, le di la teta a mi hijo menor, busqué a mi hija después en la escuela.
Masculino.
Masculino.
Masculino.
Masculino.
Masculino.
Me acuerdo de cuando vivíamos con mis padres en San Luis, en un barrio de casas bajas, bellísimas. Mi papá me llevaba todos los domingos a tomar un helado mientras esperábamos a que mi mamá saliera de la peluquería.
Me asusta cuando despegan los aviones, cuando escucho un ruido raro de noche y cuando las calles están muy oscuras. Pero no me asusto con facilidad.
Me asusto con facilidad si algo me toma por sorpresa y no es del todo agradable, o bien si no estoy preparado para que algo me tome por sorpresa —hete aquí el sentido de la sorpresa, ¿no?—. Quiero decir, si alguien viene silenciosamente por la espalda y me toca un hombro, sí, claro, me asusto con facilidad. Si hay una situación de riesgo donde muchos se asustarían y se paralizarían, ahí no, no me asusto, actúo con frialdad y plena conciencia sin miedo.
Me bañé, escuché Ray of Light, fui a comprar un libro a Losada, fui al cumpleaños de mi sobrina Jazmín, comí sándwiches de carne, tomate y rúcula; tomé helado, canté un que los cumplas feliz, comí torta, me reí con anécdotas sobre el barrio en el que nacieron mis papás (Villa Celina), leí la Noticias, jugué a vestir muñecas con mi hija, volví a casa, comí pizza fría y acá estoy.
Me comunico.
Me desperté temprano y desayuné con mi prima, que vive conmigo. Comimos tostadas con mermelada y frutillas. Ella se fue bien vestida a la oficina y yo me quedé preparando una entrega, en camisón, y disfrutando de la luz que entraba por mi ventana. Al mediodía salí de casa y caminé hacia la facultad bajo el sol mientras escuchaba música con mis auriculares.
Me desperté y preparé el desayuno. Llevé a los chicos al colegio. Volví y ordené la casa. Cociné. Fui a buscar a los chicos al mediodía, vinimos a comer a casa y volví a llevarlos al colegio. A la tarde fui a hacer unos trámites al banco. Cuando llegué, dormí una siesta de media hora y después me levanté y leí una revista. Saqué a pasear a Manchas, nuestro perro, y fui con él a buscar a los chicos al colegio. Valentina, la más chica quería venir a casa con una amiga así que me traje a los dos varones y las dos nenas. Valentina y su amiga querían jugar con disfraces de princesas, así que fui a la baulera a buscar unos vestidos viejos de mamá y se los puse. Me senté un rato con los varones y los ayudé a hacer la tarea. Las chicas estaban muy revoltosas y Valentina se había encaprichado con que quería un vestido celeste. Para calmarlas, les propuse que jugáramos al “salón de belleza”, así que las senté y las maquillé. Estaban contentísimas. Al rato vino la madre de la amiga de Valentina a buscar a su hija y, cuando la vio toda pintada, se enojó conmigo y dijo algo así como que yo pretendía que las chicas “quemaran etapas”. Discutimos y quedé muy mal. Valentina preguntaba qué había pasado y yo le dije que la madre de su amiga era una infradotada. Me arrepentí al instante pero me salió del alma. Valentina se puso a llorar y no había forma de que parara; el rímel negro se le había corrido por toda la cara. A la noche llegó mi marido de la oficina con un mal humor terrible. Cenamos y se fue a dormir. Yo acosté a los chicos. El del medio no se podía dormir porque un compañero le había contado una historia de monstruos y le daba miedo. Me senté en su cama y le di la mano hasta que se durmió. Después fui a la cocina a lavar los platos y a barrer el piso. Cuando me acosté, sentí que mi hijo me llamaba porque tenía miedo otra vez. Me acosté en su cama y me dormí un rato.
¿Me divierto?
Me empeño en creer que sí, pero sé que no.
Me gustaría decir algo como "cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí", pero lo cierto es que mis historias rara vez son cortas.
Me gustaría ir a comer a restaurantes caros y comprar vestidos y zapatos.
Me gustaría que se distribuyera comida y abrigo para los que no lo tienen.
Me iría con las hermanas Mitford a tomar el té al Alvear. O me lo llevaría a Borges a un Jam de escritura en Le Bar.
Me levanté a las 6am, me duché, desayuné, me vestí y me tomé el subte a la oficina. Llegué a las 8, prendí la computadora, revisé los foros (parte de mis tareas es moderar unos foros en internet) a ver qué me esperaba, abrí el gmail y me puse a contestar este cuestionario, para demorar el momento de empezar a trabajar.
Me levanté. Discutimos con mi concubino. No nos entendimos. Nos enojamos. Lloramos, hablamos, no nos entendimos, lloramos, lloramos, hablamos. Curtimos. Lloré. Me duché rápido. Fui a comprar una caja de 40 Paragüitas FelFort. Comí algo, muy poco, en el camino. Me fui a la facultad en donde un amigo muy querido, que resulta ser el director de la carrera de publicidad hace un evento llamado Fogón sin Fuego al que asisto desde hace 8 años. Un aula, piso de madera astillado, guitarras, comida, gente querida. Para eso eran los Paragüitas. Es mi tradición. Salí temprano. De ahí me fui caminando a terapia. Estamos hablando de unas 40 cuadras. Estamos hablando de que no tenía azúcar en la sangre por lo poco que había comido. Se me bajó la presión en el camino. Varias veces. Me compré una Gatorade. No me hizo nada. Además, me sentía mal, muy mal (y no era físico). Llegué 10 minutos temprano. Subí con el psicoanalista que se dio cuenta al instante de mi estado. ¿Qué pasó?, me dijo en el ascensor y yo apenas podía hablar. Tenés la voz tomada, dijo. No hubo diván. Es de esas veces que necesita contenerme cara a cara. Me llenó de caramelos, de M & M, de papel higiénico porque las lágrimas y el rimmel habían hecho un desastre en mi cara. Volví a casa caminando. Se me bajó de vuelta la presión cuando llegué a casa. Olí alcohol, comí algo. Salimos a recorrer librerías de Corrientes. Volvimos. Cenamos. Curtimos. Escuché Estelares. Chateé con un (ex) entrevistado. Escribí esto.
Me parece agridulce.
Me parece un juego que hay que tomar con seriedad.
Mercedes.
Mi capacidad para reírme de casi todo y encontrar belleza en la basura.
Mi ciclotimia. Paso muy rápido de un estado emocional a otro completamente opuesto.
Mi living, sillón y tele a la izquierda, escritorio al centro, mesa y cocina a la derecha. Atrás, mi cuarto.
Mi perro a veces hace un ruido que no llega a ser ni un llanto ni un ladrido, es como si hablara.
Mi planta de naranja lima.
Miro películas y series. Salgo con amigos. Leo.
Mis héroes son músicos en general. Llevaría a Bowie y a Lou Reed a alguna playa de la costa argentina.
Mis hijos.
Mis hijos.
Mis preferidas son las historias familiares. Mi abuela Sara y mi abuelo Israel se fueron de luna de miel a Salta. Parece que mi abuela se re encariñó con un burro que había por ahí, y mi abuelo -enamorado y dispuesto a consentirla en todo - le compró el burro. La cuestión es que se volvieron de la luna de miel con un burro, que vivió varios años en el jardín de la casa de Adrogué.
Mm, más o menos.
Mmmmm, creo que no.
Monoambiente. 30mts2 con linda vista.
Moonlight sonata de Beethoven.
Muchas cosas. La piel, las caricias bien hechas, las miradas cómplices, los recuerdos de ciertas escenas. El sentido del humor es muy sexy. Pero sobre todo, el amor (ok, es grasa, pero es verdad).
Mulan, de Disney, con mi hija.
Muriendo por los ojos.
Nick and Norah's Infinite Playlist. Sí, estuvo bien.
Nicolás.
Ni el uno ni el otro.
Ni haciendo copy-paste.
Ninguno pero los hijos vienen a darle uno.
Ninguno. Prefiero el silencio.
No colecciono nada con la meticulosidad de un coleccionista. Guardo cartas. Soy incapaz de tirar nada que alguien me haya escrito de puño y letra en algún momento.
No creo en la fama. Siempre están los que hablan de técnica, de originalidad, de conceptos, de alcance, de impacto de una obra... Cuando yo era chica, decía que quería ser artista. Me imaginaba teniendo un espacio propio para hacer lo que quisiera. Yo les decía a mis papás que iba a tener un cuarto con una mesa llena de pinturas, una ventana grande y una biblioteca. Ellos se reían y me contestaban que me tenía que buscar un marido millonario. Hoy, que estoy estudiando arte, no me atrevo a decir si voy a ser artista pero sigo teniendo la misma fantasía que de chica. Yo no sé si alguna vez venderé un cuadro o ejerceré algún tipo de influencia para otros pero, por algún motivo, siento que las cosas van fluyendo y estoy exactamente en donde quiero estar.
No creo haber sido influenciado por ninguna figura de manera significativa (aunque si querés, poné Los Beatles).
No detendría nada. Todo pasó por alguna razón.
¡No! Era de lo más tímida. Pero no lo vivía como algo malo, era muy fantasiosa y pensaba que yo tenía algo especial que los demás no tenían. Siempre me intrigó la infancia. A veces me gustaría tener videos, grabaciones, y poder ver cómo hablaba o cómo me movía. Siento que volviendo a ese lugar encontraría muchas respuestas a lo que soy ahora.
No hubiera detenido nada que cambie el curso de la humanidad, digo, no se me ocurre algo como "detener el bombardeo de... Sarasa", o "el asesinato de... Tal o Cual"... o "tal atentado, tal guerra"... creo que esas cosas delimitan el porvenir de la humanidad y si bien no estaría mal que no existan, no me gustaría pensar en las consecuencias de poder evitar alguno de esos hechos trágicos y masivos o de consecuencias extraordinarias para el mundo entero; estimo que en este punto me pondría egoísta y diría algo como: la muerte de mi abuelo.
No lo sé. ¿Tiene un sentido?
No me asusto con cosas triviales. Puedo ver películas de terror o internarme en callejones oscuros sin sentir miedo. Me preocupan cosas más trascendentales, como la guerra, las armas nucleares, las catástrofes climáticas y el fin del mundo.
No mucho. Aunque tiene momentos muy serios (muy difíciles y de mucho dolor), pero siempre es más sano restarle seriedad a las cosas, dentro de lo posible. Cum grano salís, como decía mi profesor favorito.
No quisiera funeral, o no quisiera un funeral formal, quisiera que sea como un cumpleaños en realidad, como una reunión de todos mis amigos, con una buena lista de temas musicales, ninguna en particular.
No releo libros. Trato de leer nuevos. Tengo demasiada cosa pendiente.
No sé si el favorito, pero uno que me encanta es el que hace la cebolla cuando la tirás en el aceite caliente para empezar a cocinar cualquier cosa.
No sé. Que me río mucho todo el tiempo, creo.
No si no te pasa nada grave. Y si tenés las necesidades básicas cubiertas.
No soy de releer. A lo sumo consulto cuando dudo de algo.
No suelo releer. No me gusta, pero reconozco que leí Lisístrata, de Aristófanes unas 3 veces.
No, claramente no. Estoy esperando para que me atiendan en reclamos del usuario.
No, éste es un cuestionario de respuesta corta. ¡No joda!
No, isn’t that obvious?
No, me manejo con una mezcla customizada de cosas.
No, nada. De chica coleccionaba gomas de borrar y todavía las tengo guardadas.
No, no anduve ni cerca de eso.
No, no era popular. Pero tampoco era de los más impopulares. Digamos que siempre me mantuve en un limbo intermedio. Tenía amigos en el grupito "top" de mi colegio, y también tenía amigos entre los más freaks y nerds.
No.
No.
No.
No.
No.
No.
No.
No.
No.
No. Debería pensar mucho más.
No. La vida es una sola. Nos auto-engañamos permanentemente creyendo que la vida sigue y con esa excusa no hacemos lo que realmente deseamos. Vivimos como hormigas. “Pare acá. Vaya para allá. ¿Crédito o débito? ¿Papel o plástico? ¿Quiere agrandar su combo por cincuenta centavos?” No busco eso. Quiero momentos reales.
No. Para nada.
No. Pero es un descreimiento sin demasiada convicción. Con un "ojalá" in the back of my mind.
No. Siempre me manejé en la intersección entre los populares y los otros.
No. Soy agnóstico. Creo que hay algo más allá pero no estoy bien seguro de qué es. Antes no creía en nada y eso me hacía sentir un vacío profundo. Pero a medida que fui creciendo, me empecé a dar cuenta de que todo está conectado. Creo en la entropía universal. Todo sucede por alguna razón.
¡No se me ocurre ninguna!
O como bien dijo mi amigo RAE: (Voz inglesa). 1. adj. Que tiene atractivo físico y sexual. Es muy sexy. 2. m. Atractivo físico y sexual. Tiene sexy.
Observador, estimo.
Oh, who knows. Woody Allen dice que un rabino se lo reveló, pero se lo dijo en Yiddish, así que nunca se enteró.
One way only. No puedo decir cuál es el sentido de la vida estando plenamente vivo, creo que uno puede transitar la vida con cierta noción de por qué uno la vive e intentar vivirla de la manera que uno piensa que es correcta para uno, para los que lo rodean y para el mundo en el que vive, pero de ahí a saber el sentido de la vida, ufff... creo que uno entiende eso en el momento previo a no tener más vida, o llegado el momento en que uno transitó todo lo que necesitaba transitar en esta vida como para lograr una conclusión más acabada sobre el tema. Seguramente la respuesta a la pregunta se responde todos los días y todos los días le damos sentido a la vida, hasta que un día ya no hay vida y el sentido fue ese, cada instante vivido fue el único sentido que tuvo vivirla. No hay meta, no hay sentido, uno no va en una dirección y a la vez va en una única dirección. Así que la colección de momentos vividos será al fin lo que de el resultado a la ecuación. Conozco la ecuación, todavía no conozco el resultado, que seguramente sea diferente para cada individuo.
Pablo Picasso. Lo llevaría a un parque, mate y bizcochitos de por medio, y hablaríamos durante horas.
Palabras sin sentido.
Para mí lo más importante en esta vida son mis hijos.
Para nada. Soy aventurera, emprendedora. Siempre pienso que gano más siendo así que lo que perdería por ser miedosa.
Pasarla bien y el reconocimiento. Supongo; no soy ni rica ni famosa.
Pasarla bien, en el sentido menos superficial y más vital del término.
Paso.
Paso.
Pintando.
Pocos. No suelo releer pero justo terminé El guardián entre el centeno. Me hace acordar a mi propia adolescencia.
Por intuición.
Porque algo hay que hacer. Y también porque se parece bastante a lo que quería hacer de chico.
Y cualquier persona (sea abogada, maestra, presidente, médica o futbolista) puede aprender esta lección: se puede crear, es posible visualizar algo y traerlo al mundo… En el arte cada uno pone sus reglas.
Porque es lo que siempre quise hacer.
Porque me gusta hacerlo, porque disfruto haciéndolo y porque encuentro felicidad en ello. Y esto aplica a todo lo general y todo lo particular que ambiguamente engloba esta pregunta.
Porque me gusta, porque quiero y porque, a veces, puedo ser un poco caprichosa.
Porque no podría hacer otra cosa.
Porque siempre me gustó. Soy afortunado.
Porque tomé una decisión y soy consecuente con ella.
Preparé unas preguntas para una entrevista telefónica que tenía que hacer con el hijo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar y con el director de cine argentino que está haciendo un documental sobre su vida. Ya bañado pero sin vestirme, llamé al hotel Fiesta Americana de Guadalajara y hablé como una hora con ellos. Salí corriendo a una reunión en la que sabía que me iban a decir que el proyecto en el que veníamos trabajando hace meses no se iba a concretar. Me dijeron exactamente eso. Confirmé por celular que aceptaba un nuevo trabajo para empezar la semana siguiente. Me compré la Inrockuptibles y me metí a almorzar en un Burger King. Leí la entrevista a Pauls y la nota que escribió alguien que conozco. Después fui a la facultad a cursar “Psicología y Comunicación”. Un profesor bastante conocido en la facultad nos explicó que había paro, nos pidió los mails y nos mandó a casa. Llegué a casa y me puse a mandar mails. Me llamó Diego para venir a trabajar a mi casa. Vino y trabajamos cada uno en su computadora, como siempre. Le mostré mi nuevo descubrimiento: que si giro un poco la nueva tele, puedo ver desde la mesa del living y manejarla con el control remoto. Mientras estaba Diego me sonó el teléfono de casa, cosa que no pasa mucho. Atendí y me ofrecieron otro trabajo bastante interesante. Mandé un mail a alguien contando todas estas nuevas cosas. Comí mirando 678, después un poco de Pettinato y finalmente Duro de Domar. Cada tanto chequeaba mails buscando una respuesta que no llegaba, Finalmente llegó y fue muy linda.
Primero el huevo y después la gallina.
Puede ser.
Que escribo. Físicamente que soy chiquita. Mido 1.53, peso alrededor de 42 kilos.
Que Nueva York estuviera a 10 minutos en subte de Buenos Aires y a 20 minutos de Adrogué. Y que mis gatos vivieran conmigo. Eso para empezar.
¿Querés que te cuente el cuento de la buena pipa?

Que se pagara más en el mercado editorial, que no aumentara la cuota mínima del monotributo, que mi concubino dejara de fumar y que hiciera algún tipo de actividad física (podría retomar mis clases de elongación).
¡¿Qué?! ¡¿Qué estoy haciendo?! ¡¿Qué?
Rayuela y De Cronopios y de Famas.
Reducir los niveles de ansiedad, seguramente.
Reírse.
Revistas, suplementos. Prensa gráfica.
Salgo, me río, juego, veo pelis, leo.
Salir del agujero interior.
Samskeyti, de Sigur Ros.
Se me ocurre una frase terrible que dije en terapia "si no lo digo no existe".
Ser feliz.
Seria” es un adjetivo que nunca usaría para definir la vida.Sexy es la belleza + tiempo. Sexy es Julie Christie, es Ángela Molina, es Fanny Ardant. Sexy es la belleza + imperfecciones. Un diente partido, una nariz grande, ciertas cicatrices.
Sé uno sólo, el mismo desde los nueve años. Un señor peludo va al médico y le pregunta: Doctor, ¿qué padezco? Y el médico le contesta: padece un osito.
Sexy es un hombre con camisa leñadora, un hombre o mujer que toca un instrumento musical, una adolescente que lee. Sexy es Eddie Vedder, es Brad Pitt con patas de gallo. Sexy son las atletas rusas, el brasileño Daniel Galera.
Sí, claro, acá tiene una caja de zapatos.
Sí, claro.
Sí: no hay verdades absolutas. No hay blancos ni negros, sólo grises.
¡Sí! (no jodan positivistas).
Sí, podría. Contaría uno que está en el guión de una película, "Good Will Hunting", pero que se los cuente Matt Damon, que lo hace mucho mejor que yo.
Sí, tenía muchas amigas. También tuve muchos novios.
Sí.
Sí.
Sí.
Sí.
Sí.
Sí.
Sí.
Siempre hay alguien alrededor.
Siempre hay historias para contar, uno puede variar la duración según sea conveniente. Por ejemplo, me acuerdo de aquella vez que le contaba a una persona cuán conveniente es variar la duración de las historias al contarlas si es que uno precisa que sea muy corta.
Sólo de a ratos.
Soy católica pero hace rato que dejé de ir a la iglesia.
Soy malísima contando chistes. En realidad no me gustan los chistes clásicos. Me río de todo lo demás, pero no de los chistes. El último que me hizo esbozar una sonrisa me lo contaron hace como cuatro años y decía: "-¿Cómo se dice 'nadador' en San Isidro? / - Tipo que nada". Cuac.
Soy muy desordenada…
Soy sociable y me gusta charlar por horas.
Soy una gran coleccionista de basura. Junto cualquier cosa de la calle porque me imagino todo lo que "podría hacer" con eso. Al final nunca lo hago, pero no lo tiro porque no quiero anular la posibilidad.
Supongo que ninguno de los dos.
Surfeando olas gigantes.
Templando chocolate.
Tener la suficiente cantidad de dinero como para no tener que preocuparme nunca más por él.
Tener más tiempo para mí.
Tengo 25 años y estoy en una playa.
Tengo dos chistes que inventé yo que involucran al pan. Una vez los escribí, así que acá los pego: Chiste 1. Se encuentran dos tipos en una panadería y se preguntan por un tercero que hace mucho que no aparece. Y le dice… -Che, ¿lo viste a Carlitos, que hace mucho que no viene por la panadería? -No, se desconoce su panadero. Chiste 2. Esto es en realidad una forma de decirle al mozo de un restaurante que puede llevarse la panera. Cuando ya sentís que te llenaste de pan, te ponés medio romántico, recordás la película Top Gun, el tema del grupo Berlín… lo llamás al mozo y le cantás “take my bread awaaaay”.
Tengo sentido del humor y mal carácter.
Todo aquello que sea sensual para los sentidos de cada quien.
Todo hace ruido. Hasta lo más imperceptible.
Tomándome un helado abajo de la parra en Adrogué, con mi familia y mis gatos.
Trabajando y siendo exitosa profesionalmente.
Trabajar en un lugar desde el que se vea el cielo.
Treinta y cinco.
Treinta y dos.
Treinta y nueve.
Treinta y tres.
Treinta y uno.
Truman Capote.
U Turn. Me gustó a medias, pero sobre todo, me puso muy muy nerviosa.
Uf. Creo que nada, mirá lo que te digo.
Uff. Algún escritor pero no recuerdo cuál.
Uhm. No sabría.
Un hombre va al psiquiatra: “Doctor, mi hermano está loco… Cree que es una gallina.” El médico le pregunta: “¿Entonces por qué no lo internan?”. Y el hombre responde: “Lo haría pero necesito los huevos”.
Un profesor mío, un poeta, llamado Javier Adúriz.
Un shuffle con la música de mi compu. Con los temas que le gustan a todos y aquellos que nadie entendería.
Un vestido negro y unos tacos.
Una casa más grande y más linda. Asistentes.
Una chica de unos 24 años que gusta de cambiarse sus identidades cibernéticas y escribe en un diario que se edita en inglés.
Una tarde, mientras jugaba en la vereda, enfrente de la casa de un amigo. Nunca les avisé a mis padres adónde estaba. Ellos se preocuparon y salieron a buscarme. Cuando me encontraron, mi papá me dio una cachetada que nunca voy a olvidar. Me advirtió que jamás repitiera lo que había hecho. Una semana después, mi padre se enfermó y murió a los pocos meses. Durante mucho tiempo creí que había sido mi culpa. Todavía tengo un complejo.
Uy, tantas cosas. Pero digamos que la dictadura argentina del 76 al 83, por lo menos.
Uy. Mmmm. A Sigmund Freud. Lo llevaría a pasear por los rincones de mi subconsciente y luego le preguntaría: ¿Por qué TODO me da culpa?
Va a sonar medio grasa pero los gritos y las vociferaciones relacionadas con el placer tienen algo fascinante.
Van Gogh. En la casa de mi abuela había una reproducción de “Noche estrellada” que siempre me llamó la atención. Había algo de misterioso en ese cielo azul que hacía que me detuviera a mirarlo cada vez que pasaba por ahí.
Varía según el día: hoy le pediría a Sam Shepard que me lleve a pasear en un descapotable por su infancia en California (aunque creo que no califica como figura histórica, pero no importa).
Veinticinco años.
Veinticuatro años y once meses cumplidos.
Veintinueve.
Veintinueve.
Veintiocho.
Veintisiete.
Veintiún años.
Veo amigos, tengo conversaciones, fumo, escucho música, como cosas ricas. Lo que hacemos todos.
Vi 500 days of Summer. Me gusto.
Vietnam, los regímenes dictatoriales, la guerra contra Irak.
Y... sí. Porque igual el árbol va a mover el aire al caer, y las ondas sonoras se van a producir. Bueno, perdón, la respuesta nerd es porque no se me ocurrió nada gracioso para decir.